La arquitectura del absurdo.
Hace cosa de mes y medio participé como segundo guitarrista en una grabación en vivo en video de Architecture of the absurd, la nueva aventura de Raúl “Razl” Huelves y Lorenzo Matellán. Rock progresivo lleno de humor y cambios de compás, que en su versión de estudio cuenta nada más y nada menos que con Marco Minnemann a la batería y Damian Erskine al bajo.
Dije “sí” enseguida y quedé a la espera de detalles. La sorpresa fue saber que íbamos a grabar en quince días.
Raúl me pasó tabulados con mis partes y alguna anotación. Architecture of the absurd es material desafiante, complejo, y muy, muy divertido. Fraseos rápidos, acordes “peculiares” y, sobre todo, métricas irregulares y cambiantes. La primera semana de preparación me dediqué a darle en casa a las dos canciones a grabar, primero bajando un punto la velocidad de los temas sin variar el pitch con Audacity -software libre, muy recomendable-, y al cabo de unas horas, una vez comprendidas las frases, tocando sobre el disco ya al tempo original. También disponía de versiones de los temas sin voz ni guitarra, pero esa primera semana apenas las usé.
La semana de la grabación fui con Raúl al local de ensayo a pegar un repaso, por si había algo que corregir, y para ver y construir sonidos: niveles de saturación y fuzz, efectos, etc. Con un par de correcciones y la orientación respecto a sonidos, disponía de dos días más para trabajar ya con ampli y pedalboard -la verdad es que en casa suelo trabajar casi siempre sin ampli-. Y así, la víspera de la grabación volví al local, y sacando por el equipo de voces el playback sin voces ni guitarras y tocando de pie, con ampli y pedales, a “volumen banda”, me tiré desde las 22:30 hasta la 1:50, parando solo para ir a por cerveza a la máquina y al baño. El tiempo vuela cuando te lo estás pasando bien.
Y al día siguiente, la grabación, en la sala de conciertos de Hangar 19. Allí conocí al resto de la banda. Por la mañana prueba de sonido, y después de comer, un puñado de tomas de cada tema para que los cámaras tuviesen material para luego montar los videos, y para darnos más oportunidades de atinar a los músicos.
El resultado imagino que se podrá ver después del verano, si os gusta el rock progresivo con toques zappianos, dadle una escucha.
Doblar guitarras con Raúl ha sido un disfrute, y tocar esta música con estos grandes músicos, un placer.